martes, 17 de abril de 2012

Como. Cuando. Donde.


A lo pocos días de caer en el desespero me quité los zapatos para ponerme cómoda... Busqué mi almohada favorita, mi libreta y un lápiz con la punta bien fina. No para escribir más... Para que tu nombre no estuviese tan pronunciado, inolvidable en mis páginas, tan rebelde ante mis labios.

Me senté a crear y me hice sentir.
Subastando el tiempo para quedarme sin nada, malgastando los segundos que suspiraba y quemando las manos que querían escribirte.

Entonces dejé la libreta, agarré una guitarra y comencé a cantar...
Cantando de tus besos y alabando tus caricias me quise vengar y una cuerda se rompió.
Dejé de cantar... Y me aferré.

Toqué mis pies y apreté mis ojos. El tiempo seguía corriendo. -no quiero saber-
Exploté y comencé a crearte. A llamarte por tu nombre. A extrañarte más de la cuenta. A amarte sin cordura. Extremadamente a pensarte cuidando mis ojos para encontrarte por si vuelves a perderte.

Si de casualidad ya no quisieras contemplar más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario