viernes, 31 de julio de 2009

Tocando Tu Silencio

He procurado con las palmas de mis manos poder sentir tu sonrisa. Ver a través de mis dedos lo hermoso de tu ser. Poder hundirme y vivir siempre que muero en tu corazón. Deslizarme sobre tu paciencia dejando todas mis penas. Conocer ese silencio que me atrapa. Que tanto me intriga, y que he descubierto que ya no soporto no intentar perturbar esa tranquilidad que me consume con todas mis palabras que solo me salen si hablo contigo, que cobran vida si tú estimulas esta garganta.

No hablamos el mismo idioma, pero la perfección con la que puedo entenderte es increíble. Es como si intercambiáramos cuerdas vocales, es como si vivieras tú en mí y yo en tí.

No pensamos lo mismo pero la perfección con la que puedo captarte es sobrenatural. No es lo que haces… Es lo que causa tu silencio sobre mis emociones. Es como si estuviera en tu búsqueda desesperada, entre el cielo, buscándote entre las nubes, entre el desespero y la impaciencia, entre lo terrible y lo inesperado.

Pero ya mis hombros sienten un gran peso, mi espalda duele y se siente desdichada al igual que mi mirada, de tanto observar tus pasos indomables. Estoy exhausta, de verte pasar tantas veces, de ser testigo de tu rencor manipulador… Mis piernas ya no tienen figura, mis pies están hinchados, y tu me ves como con lástima, pero lo que no sabes es que le daría un calmante mi espalda, alegraría mi mirada, enderezaría mis piernas, colocara almohadas sobre mis pies, si te detienes un momento y me dices lo que piensas… Tan sólo eso… Quiero saber que piensas.

Quizás no quiero, quizás necesito saber que es lo que esconde tu silencio que me intriga tanto.

Pero cuando al fin el fuego de tu alma enciende mi esperanza, mis ojos no pueden mirarte, porque están tan cansados… Tan… Cansados… No puedo pararme a tu lado porque mis piernas siguen tan torcidas, y mis pies siguen tan hinchados. De solo verte pasar y pasar, de solo esperar y esperar… Por una señal que pueda definir la vida en la cúspide de una nube o la muerte debajo de un árbol de espinas completamente marchito.

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