martes, 11 de agosto de 2009

Sueño Perdido

Soñé que observaba tus ojos, soñé que deslizabas tus dedos sobre mi espalda, sobre mi cuello, mi cuerpo. Cada desliz se convertía en llama que transformaba la esencia que me caracteriza en cenizas, en polvo, mi sonrisa se sentía perdida, se convertía en nada. Cada caricia tuya tan superficial quemaba mis esperanzas y encendía mis tristezas porque sabía que no eras real, sabía que provenías de un mundo artificial, irreal. Eras solo un sueño.

Hablábamos de tantas cosas en ese sueño, que me detuve señalando un comentario que hiciste...

Volví a preguntarte… -¿Una Reina?,¿Qué clase de Reina es? Si las que yo conozco son elegantes, tienen joyas, sirvientes y usan vestidos con colores llamativos…
Entonces fue cuando basto esa mirada para saber la respuesta. Lo supe de inmediato. Era la reina que me estaba cuidando desde hacia algún tiempo.

Soñé también que acariciabas mis manos, diciendo que cada letra que salían de mis dedos debían ser bendecidas. Te detuviste, me miraste, y dijiste… -¿Por qué no puedo estar en el mundo real contigo?

Y con dolor y lágrimas en mis ojos respondí… -Porque tú eres perfecta, y la perfección solo existe en los sueños. Me abrazaste, y esa caricia me desarmo el corazón, abrí mis brazos, armé mis dedos como queriendo dibujarte, deseándote hasta el cansancio, y lo que lograba era hacerme daño, quería despertar y tocarte, quería despertar y abrazarte, besarte, quería dejar mis penas atrás y vivir un momento contigo, solo tú y yo. En un sueño. En una fantasía.

En ese sueño pude notar que tu mirada estaba como perdida, como desorientada, sería el toque irreal que hizo que te viera así, además de tu mirada, en tus manos pude ver esa paciencia, esas ganas de levantarme cuando caigo, esas ganas de apoyarme en lo que es real. Ese cansancio de vencer y cuidar de mí hasta la mínima textura.

Cuando desperté, por un momento me sentí confusa, luego vacía y mucho después... Tu sabes como me sentí... El sol que entraba por mi ventana quemaba mi cara y cada rayo de sol me decía que no eras para mí, me despertaba cada más, y mi interior se ahogaba en llanto, en soledad. Me levanté, camine hacia la puerta y sentí como mis manos querían tocarte, mis ojos querían verte, mis sentidos necesitaban una razón para seguir. Y viví por un segundo lo real y me dije a mí misma que siempre serías un sueño, que nunca volverías a mí.

1 comentario:

  1. Suena complicado el sueño!
    Así son los sueños y la vida real también!
    Un abrazo.

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