lunes, 7 de septiembre de 2009

Luna

La luna y yo te buscamos del otro lado del mundo, con desespero nos llenamos de miedo y de rabia, porque no sabíamos donde encontrarte, no sabíamos a donde nos llevaría este sendero... La luna me decía que solo ves el sol, lo contemplas y hablas con el como si supiera algo de mí, como si me conociera; mis trucos ya no sirven, vacilas todas mis trampas, no se como encontrarte, algo me dice que el sol me ayudará, pero no puedo verlo, se pierde en las horas de las madrugadas, y sale cuando a la luna y a mi nos toca descansar... Es algo tan descoordinado, tan loco, tan fuera de este mundo, que solo en nuestra fantasía podemos entenderlo.
La brisa me señalaba algo, pero cuando seguía una dirección el viento tomaba otro rumbo y las gotas empezaban a tocar mi cara. ¿La lluvia también quería ayudarme a encontrarte? ¿O era algo para perder tu rastro?
Viví con la ilusión de poder perderme en tu rostro, poder tocar ese corazón donde vivía y me encantaba morir, viví muchas veces con la ilusión de poder caminar contigo por la playa, ver el amanecer, y contar las estrellas... Dibujarte a ti, y a tu alma con mis manos sobre un lienzo en las horas muertas, en esas horas de madrugada donde tú y yo solíamos contar nuestras historias, de miedos y fantasías. Donde veíamos todos los ángulos de la luna, donde te transformabas tú, y me transformaba yo.
El único sendero que tenía me llevaba a un viejo puente, donde la brisa era seca, donde miles de energías se esparcían alrededor de mí y de mi compañera La Luna, las dos tan tercas, tan constantes. La brisa era neutra, la luna estaba inquieta, donde mi alma sentía la presencia de algo que la atraía fuertemente, donde mis pasos se acobardaban de encontrar aquello tan buscado, aquello que dolía pero mas dolía la búsqueda.
Después de tener los pies clavados, la mirada fija en la sombra que la luna me ofrecía, llego el punto de encuentro, donde mis emociones sentían un revuelo, mis ojos no paraban de mirar tu presencia, quería encontrar mil detalles más y dos mil razones más para vivir, para darle sentido a mis días y movimientos a mis sentidos, recordé por un segundo: "Amor, Luna, Dolor". Viví y recordé mil experiencias delante de ti en menos de un minuto, tú con tu Sol y yo con mi Luna.

1 comentario:

  1. Me estas sorprendiendo!!! Estas escribiendo como pienso que deben escribir los angeles, ellos deben conocer muy bien a la luna! mas que las criaturas como yo, que aunque, auyamos a la luna llena no es tanto por conocerla!!!! jajajaja.Saludos.

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