martes, 12 de enero de 2010

Debo Irme

Debajo de aquél árbol, donde mis penas se pierden entre el espesor de la neblina, con mis manos escribo poemas, canciones y expreso ideas de una vida pasada, presente y futura.
Donde necesito más que pensamientos, más que ideas, más que palabras, necesito algo mayor, de otro nivel, algo parecido a tus ojos mezclados con tus dedos, a tu sonrisa mezclada con tu cuerpo, donde la felicidad se respira, y mejor aún, donde es imposible no vivir.

Caminamos de la mano de compañeros invisibles, respiramos al lado de una ausencia sólida que nos recuerda como es la tierra firme, anhelamos aquello que se fué, que es, y que soñamos como será si estuviera con nosotros. Imaginamos, cantamos, lloramos y reímos.

Imaginamos con los ojos cerrados como sería reír al lado de esa presencia ausente, cantamos canciones por culpa de esa ausencia... Lloramos por tener la compañía tan vacía de esa presencia y finalmente reímos porque nos miramos al espejo, y no vemos a nadie.
Solo un reflejo.

Justo cuando quiero vivir, debo irme.

Justo cuando he tocado la mano de la vida, para tomar mi segunda oportunidad; debo irme.

Cuando quiero enseñar y prevenir del dolor, debo irme.

Mi sueño era irme... Y es que me voy, me iré.

Irme lejos a un lugar donde pueda volar con mis propias alas.

Me voy, no al lugar que soñé, mejor aún. Me voy a un lugar donde puedo soñar despierta.

Me iré, no a soñar despierta, voy a cumplir mis sueños... A encontrar entre los colores del amanecer las mezclas de tus ojos, tu cuerpo....

Donde puedo vivir, y cuando ya no esté; pueda encontrarte de nuevo.

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