martes, 19 de enero de 2010

Tu No Las Puedes Ver

Tú no las puedes ver;
yo, sí.

Claras, redondas, tibias.

Despacio
se van a su destino;
despacio, por marcharse
más tarde de tu carne.
Se van a nada; son
eso no más, su curso.

Y una huella, a lo largo,
que se borra en seguida.

¿Astros?



no las puedes besar.

Las beso yo por ti.

Saben; tienen sabor
a los zumos del mundo.

¡Qué gusto negro y denso
a tierra, a sol, a mar!

Se quedan un momento
en el beso, indecisas
entre tu carne fría
y mis labios; por fin
las arranco. Y no sé
si es que eran para mí.
Porque yo no sé nada.

¿Son estrellas, son signos,
son condenas o auroras?

Ni en mirar ni en besar
aprendí lo que eran.

Lo que quieren se queda
allá atrás, todo incógnito.

Y su nombre también.

(Si las llamara lágrimas,
nadie me entendería.)

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