viernes, 17 de septiembre de 2010

Lesbordado


mi garfio hambriento de morada humea en fuga hasta tu carne
y tu
toda boca de pez recién captada te me vuelves bocanada de aguaceros
diluviando los recuerdos que se escaman junto al semen del amar.
entonces, mamífera en esfínter transformada,
pululas la epilepsia de mis dedos,
me guaridas el afán de tanto vuelo entre las alas escondidas de tu cuerpo.
tus vacios me muerden el pétalo ahuecado de esta carne que te hundo
y mi mano en flor se quiebra de rocío- en el estanque de tu vientre,
en la abertura de ese espejo lastimado en que me miro
en que huyo de mi grieta y me suicido.
me devuelves la agresión de la caricia en mordedura
en lamentos que suplican la embestida de ese adán
naciéndome hombre desde el polvo en la costilla.
y te duelo con la ausencia trastornada
vuelta ilusión de piel, vuelta carnada
y ya en mi, amiga, hermana
dejemos que el rojo nos obnubile el labio abierto.
déjame hacer mía esa esquina blanda y develada
y llevarla conmigo para hacer un junte de mi tajo con tu tajo
hasta entregarte esta carne que es mía y que fue tuya
y que será siempre de ambas
porque hoy cansada de ser hombre
juego contigo a ser lesbiana.


Anónimo.

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